martes, 31 de octubre de 2006

El toro / Toreros peruanos en Madrid / Peso y trapío / Muerte de un puntillero

CITAS Y CITES


EL REY DE LA FIESTA
Poderío
Foto: José María Concellón
Negro toro, gran guerrero
de terciopelo vestido
y estampa corniveleta
de albaceteños cuchillos

Negros ojos, dos centellas
de fulgores asesinos.

Negro hocico con incienso
que levanta humo plomizo.

Negra frente a la que peina
caprichoso remolino.

Juan Pedro Domecq
(Poesías camperas)

LOS DIAS DORADOS
toreros peruanos madrid
Histórica imagen de la segunda mitad de la década del 40. Pasean por la calle Alcalá de Madrid, cerca de la plaza de Las Ventas, (de izquierda a derecha) los toreros peruanos Guillermo Rodríguez, El Sargento, Adolfo Rojas El Nene, Miguel López, Trujillano e Isidoro Morales. Al centro los acompaña un amigo conocido como el Monche. El Sargento tomó la alternativa de manos de Domingo Ortega en Lima y murió en 1949 1951 en Cusco atacado de tétano por haber sufrido un pisotón de toro. El Nene tomó la alternativa en 1945 en la inauguración de la nueva plaza de Acho. Isidoro Morales fue un matador de larga trayectoria que conquistó muchos éxitos en ruedos mexicanos.

PESO Y TRAPÍO
Tema polémico. Para muchos ganaderos como el autorizado Álvaro Domecq y Díez, autor de un formidable tratado sobre la crianza del toro de lidia, el peso del toro no es tan importante como el trapío. Citémoslo:

“Existen toros faltos de peso que por no tener trapío no han pasado de novillos y no deberían ser lidiados, pero hay otros que sin llegar a ese peso tienen enorme trapío y sí lo debieran ser[...] Algunos reglamentos pecan por exceso al determinar que un toro ha de pesar entre 440 a 460 kilos como mínimo, como si en esos 40 kilos que sobrepasan a los 400 estuvieran la fuerza, fiereza y bravura”.

En otro acápite, Domecq y Díez señala como caso típico del toro chico pero bravo y fiero al tristemente famoso Bailaor, que mató a Joselito en Talavera de la Reina en 1920.


CUANDO MUERE UN PUNTILLERO
Verle la cara al toro, es decir, poner los pies en la arena en plena faena, entraña para todos el mayor de los riesgos. Don José Emilio Calmell, en su libro Historia Taurina del Perú cita el caso del puntillero llamado Zapatilla. Sucedió en 1888, al asestar el golpe con la puntilla a un toro que ya había doblado, éste lo empitonó mortalmente y le causó la muerte en la misma tarde.

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