sábado, 8 de noviembre de 2008

La Pasión de Alfonso Simpson

La revista Escape de El Comercio publicó ayer una entrevista realizada al torero peruano Alfonso Simpson, quien mañana se doctora como matador de toros en Acho. En ella, Foncho habla de toros, pero también nos cuenta algo de su vida. Leamos:

Es uno de los toreros peruanos con mayor proyección y este domingo se convertirá en matador. Como novillero, se ha presentado en las importantes plazas de toros de Guadalajara, en México, y de Las Ventas, en Madrid

Sucedió una tarde hace doce años. El por entonces pequeño Alfonso acudió, como tantas otras veces lo había hecho, a una corrida en la Plaza de Acho con sus padres. Pero esa fue una tarde diferente. Al ver al torero en el ruedo desafiando al animal, Alfonso, de apenas nueve años, preguntó a boca de jarro: “¿Qué pasa si me paro ahí?”. Sus padres solo atinaron a sonreír. Dos años después, cuando tenía once, comenzó a entrenar con su abuelo y a los quince se puso por primera vez el traje de luces. A partir de ese momento, sobre la base de la constancia, ha toreado en Ecuador, México y Madrid. Y este domingo tomará la alternativa apadrinado nada menos que por El Fandi, uno de los mejores toreros del mundo. ¿Algo más? Estudia para convertirse en doctor.

FONCHO. En la universidad y en su barrio, muchos ignoran que este joven reta a la muerte cotidianamente. (Foto: Escape).

¿De dónde te viene esta afición por los toros?
Toda mi familia es aficionada a los toros. Por el lado Simpson mi abuelo ha sido torero aficionado y mi tío abuelo Jorge también, incluso toreó en Acho y fue fundador de la ATA (Asociación de Toreros Aficionados). Mi abuelo se crio en la hacienda Huando, donde había caballos de paso, gallos de pelea y toros, por eso heredé todas estas aficiones.

¿Y cómo fue tu primera vez de luces?
Fue en Celendín, Cajamarca, una plaza importante en el Perú. Viajó mi familia con mucha ilusión por verme. No me fue mal porque di una vuelta al ruedo. Al principio fue como un juego, pero poco a poco me fui metiendo más y lo tomé en serio.

¿Y tus padres cómo lo tomaron?
Esa primera vez tuve muchos problemas porque ellos tenían miedo de que dejara de estudiar y, sobre todo, porque es una profesión difícil y peligrosa. Pero ahora ellos me apoyan mucho.

¿Cómo es tu entrenamiento?
El entrenamiento es diario. Y consta de tres partes: la física la aprendes con un preparador, sales a correr y haces ejercicios; la otra es el toreo de salón, en el que te imaginas al toro o lo practicas con otro torero que haga el papel de toro; la tercera es la mental y es muy importante porque tienes que estar mentalizado con harta moral.

Alfonso Simpson entrena en Acho
MENTALIZADO. Simpson torea de salón en Acho a pocas horas de su alternativa. (Foto: Rafael Morán).

¿En qué otras plazas has toreado?
En todo el Perú, en la sierra, más que nada en Cajamarca… Allí hay muchas plazas importantes como Chota, Celendín y Cutervo, que son parte de su tradición porque se corre cuando se celebran las fechas patronales.

¿Has tenido percances en estos años?
No tengo cornadas, pero el año pasado en San Marcos, en Áncash, el toro me pegó una voltereta fuerte y quedé inconsciente como tres o cuatro segundos… No me acordé de nada hasta una hora después, pese a que me había levantado, había matado al toro y le había cortado las dos orejas. Recuerdo a partir del momento en que me sacaban del pueblo y me auxiliaban en la posta de Chavín de Huántar, y de ahí me llevaron hasta Huaraz para hacerme una tomografía.

Alfonso Simpson en Acho
ACHO. 28 de octubre de 2006. Última presentación de Simpson como novillero en la Feria del Señor de los Milagros. Cortó una oreja. (Foto: Lezama/Andina).

¿Cuál ha sido tu mayor logro hasta ahora?
Creo que el simple hecho de superarme cada día es un logro y una meta. He podido torear dos veces (2007 y 2008) en la plaza de Las Ventas en Madrid, que equivale a que un futbolista juegue dos mundiales. Si bien no fue un triunfo de orejas, fue una victoria para el Perú porque no ocurría hacía muchos años que un novillero repita dos años seguidos en la plaza más importante del mundo.


JORNADA ESPERADA

Ahora te preparas para tomar la alternativa en Acho…
Va a haber una ceremonia pequeña en la que me voy a convertir en matador de toros. En ella, el padrino, que va a ser El Fandi, me entrega la muleta y yo le entrego el capote. Esto sucederá con el primer toro de la tarde. En mi segunda salida, que será al final, le devuelvo la muleta y él me devuelve el capote.

¿Tú escogiste el padrino?
Depende del cartel con el que te toque, el padrino es el más antiguo de los dos matadores. Yo le tengo mucho respeto a El Fandi porque está entre los tres primeros del escalafón, pero también tengo en claro que él viene a Lima a triunfar.

El traje de luces es como un ritual para los toreros.
Se respeta mucho este proceso. El traje de luces es el de gala y cuando lo llevas te sientes bien porque es lo que te distingue de las personas.

¿Y ya tienes listo el traje que vas a usar este domingo?
Mi tío Cecil Sarfaty, que me quiere mucho y me sigue desde siempre, me ha regalado un traje que me mandó a hacer en España.

¿Cómo te sientes a pocas horas del gran día?
Con una mezcla de nervios e ilusión porque ya quiero que llegue el domingo. Y es que no veo las horas de convertirme en matador de toros.



Fuente: Escape

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