lunes, 9 de noviembre de 2015

Ureña cortó una oreja en tarde de decepción de los Miuras en Acho


Rafaelillo y Escribano sin opciones en la segunda de la Feria del Señor de los Milagros

- Fotos: Rafael Morán La Rosa / Susana Aysanoa

El diestro murciano Paco Ureña, herido y roto, cortó la única oreja de la tarde ayer en la segunda corrida de Lima y rompió el silencio de una tarde gris ensombrecida por un decepcionante ganado de Miura desrazado, soso y peligroso, con el que se estrellaron Rafaelillo y Manuel Escribano. Solo ofreció buen juego el que cerró plaza.

Fue con este segundo ejemplar bien presentado que Ureña, después de brindar al novillero peruano Joaquín Galdós, despertó a los tendidos con dos tandas de derechazos en los medios a los que acudió con buen son el toro, cuando ya nadie esperaba nada de la tarde.


Suena la música. Se descalza. Siguen varias series de derechazos templados y largos rematados con pases de pecho de pitón a rabo con torerísima figura en los medios de la plaza. Los oles se elevan estruendosos. En lo mejor acusa el dolor de la muñeca que traía herida desde su gesta de otoño en Madrid y es desarmado, pero se repone y continúa entregado.

Derechazo de Paco Ureña al sexto de la tarde
El toro traga también los naturales recetados a pies juntos, con ese peligro sordo inherente a su raza. Molinete torero y en el siguiente pase de pecho es violentamente cogido, prendido de la taleguilla y arrojado brutalmente a la arena. Quiere moverse, pero el cuerpo no le responde, se teme lo peor... Finalmente reacciona y culmina la faena con templados derechazos en el centro del redondel mirando a los tendidos. Pinchazo hondo, estocada entera y oreja entre gritos de Torero.

Tremenda cogida sufrió Ureña
Con el primero, Ureña estuvo bien colocado, cargando la suerte, torero de forma y fondo, pero el toro pasaba a su aire saliendo con la cara arriba y desentendiéndose de él.

Rafaelillo lidiando a su segundo toro
Rafael Rubio 'Rafaelillo', torero de corte antiguo, se enfrentó con un lote difícil, pero demostró valentía. Sus dos toros se revolvían rápido y embestían a cabezazos sobre la muleta impidiendo el lucimiento. El primero se vino abajo pronto. Pudo probarle más con la mano izquierda. Al segundo, más grande y complicado, lo lidió luciendo su conocimiento del encaste sin mayor comprensión de los tendidos.

Manuel Escribano banderilleó a sus dos toros
Manuel Escribano vino a Lima con toda la disposición de triunfar, banderilleó sus dos toros y recibió a portagayola al segundo. Lástima que le tocó un primer enemigo disminuido que terminó echándose y otro que, a pesar de su presencia, caminaba, daba más visos de manso, no transmitía nada. Maneja los terrenos en el segundo tercio, pero se desluce al banderillear desigualmente.

Cambiado de Escribano en los medios 
Tarde nublada. Más de media entrada, algo menos que la corrida anterior. El festejo comenzó con la tradicional ovación a la terna.

Decepcionante encierro disparejo, soso e incierto de Miura, terciados y con menos casta los tres primeros y con más en el tipo de la ganadería, cargando al caballo, pero sin fondo los tres últimos Solo se salvó el 6°, que dio buen juego. Rafaelillo, silencio y silencio. Escribano, silencio y silencio. Ureña, silencio y oreja.

Deslucidos Miuras, terciados los tres primeros. El segundo, casi inválido 
Lima reafirma su vocación torerista más que torista. Si bien la miurada decepcionó, se debió valorar más algunos pasajes en los que se lidió en función de las condiciones de los astados, sacrificando el lucimiento. Que no se malinterprete, es preferible ver una deslucida corrida de toros, con sus complicaciones y riqueza, que la más triunfal de las tardes donde hay de todo menos toro bravo de lidia con edad reglamentaria, el que le pide el carné a las figuras.

Preocupante que esto se les pase por alto a muchos, sobre todo considerando que a esta corrida con poco más de media entrada han asistido menos turistas y más aficionados que nunca faltan a la plaza. El ayuno de toro por tantas temporadas sin duda trae consecuencias.

El banderillero peruano Dennis Castillo es harina de otro costal, extraordinario con los garapullos en todo lo alto dando el pecho al segundo de Rafaelillo. Recibió ovación de pie. Ojalá lo viéramos en Europa, en la cuadrilla de uno de los nuevos toreros peruanos que triunfan en España.

Destacaron también el subalterno Darcy Tamayo y el picador Alberto Andrade ‘El Toto’ en el último de la tarde. El banderillero José Mora Manzano, de Rafaelillo, es trompicado por el primero de la tarde. El miura se encela con él, le coge en la pierna y lo manda a la enfermería con un feo corte en la cara.

Volvió la marinera a la boca de los tendidos. Que se mantenga la tradición. La plaza se limpió un poco un poco para esta corrida, pero no hubo corriente eléctrica.

CITOTUSA. Empresarios ecuatorianos Juan Fernando y Pablo Salazar Egas con el ganadero español Sancho Dávila, responsable de armar la Feria de Lima en España. 

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