lunes, 22 de noviembre de 2010

Triunfó Cayetano Rivera Ordóñez

Cortó 2 orejas en el último de la tarde e hizo respetar su dinastía

- Página Taurina publicada Hoy por Amado del Campo en el Diario El Men

En una tarde de toros mansos y peligrosos triunfó Cayetano Rivera Ordóñez con nombre propio. Lo que casi fue el encierro del escándalo lo salvó el gran torero de una dinastía diferente.

En su segundo toro logró una sensacional faena. Lima tiene su nuevo hijo adoptivo en el torero Cayetano Rivera Ordóñez.


A los otros toreros le tocó lo peor de la Segunda de Abono en una tarde que casi fue titulada como “tarde de perros”.

Morante de la Puebla

Le salió “Valerio”, de 533 kilos, con dificultades. Pese a ello, el toro fue bien a la pica. Recibió dos puyazos bien colocados, pero el bicho no mejoró la embestida. Se fue a menos y recortó su embestida. Pasó penurias para matarlo. Un pinchazo y una media fue suficiente. Silencio.

En su segundo toro, “Rubí”, de 531 kilos, le fue peor. Toro manso se fue protestado por el público que pidió cambio, pero el juez ni cuenta se dio. Qué pena. No hubo toro. No pudo mostrar nada salvo algún intento de lidia sin ningún resultado. El toro cogió al subalterno español Rafael Cuesta. Mata de media y el público se enciende en ira y gritos contra el juez. Pitos y abucheos.


Miguel Angel Perera

Dio lección de mando, temple, cumplimiento de todos los cánones del buen toreo. Hondura con pases que los saca de su arte sin medidas. Hizo de todo con el toro “Esfinjero”, de 486 kilos. Naturales, derechas, vueltas y medias vueltas plenas de arte. ¡Qué pena que al toro le faltó pica!, porque al final huía.

Un estoque caído y mató de descabello al cuarto intento. Palmas para el torero.

En su segundo toro “Rabiolero”, de 492 kilos, fue otro fiasco de la tarde, al toro se le quebró la mano izquierda. ¿Qué pasó con la ganadería colombiana La Ahumada?. El torero abrevió, mató. Pitos y protesta.

El torero quiso regalar un toro y el juez no aceptó.


Cayetano Rivera Ordóñez

La tocó un toro que parecía bravo, pero recibió muchos puyazos, lo que hizo que “Zagalillo”, de 490 kilos, no llegue bien al tercer tercio. Se rompió la pezuña de la mano izquierda por lo que tuvo que matar. Bajonazo. Pitos.

En su segundo, “Goloso”, le salió un colorado, “ojo de perdiz” que fue lo mejor del encierro. La afición de Lima, tan exigente, vio un torero que llenó todas sus expectativas. Arte, valor, entrega y se ganó a los tendidos. El arte tiene mil rostros, los que mostró Cayetano en Acho. Fue una conjugación de todos los tiempos. Mató en los medios y se llenó de gloria. Le dieron dos orejas. Salió en hombros por la puerta grande, aclamado como ¡torero!, ¡torero!, ¡torero!.
Salvó la tarde. Fue suficiente.

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